miércoles, 28 de julio de 2010

miau

Los hombres comen niñas. Niñas inocentes que no saben decirte que hay más alla del alféizar de su ventana. ¡¡Pobres niñas pequeñas!! Se ven acechadas por grandes sombras oscuras dispuestas a devorar sus pequeños cuerpecillos blancos, tan débiles y frágiles, tan faltos de energía. Sobre todo, les gustan las niñas pequeñas que se asemejan a muñecas. Con marmórea tez, sorosadas mejillas, tirabuzones dorados, pequeños vestidos florales. Pero tal vez esas niñas, no sean tan niñas, no son tan inocentes como nosotros pensamos. Ellas buscan la total probocación de esas oscuras sombras, se comportan inocentemente, son igenuas a sus ojos, y esas pobres sombras caen en la trampa de esas dulces niñas. ¿Quién no se ha derretido por un poco de azúcar en un trago amargo de la vida? Esas niñas son ese azúcar, son una droga. Una droga al alcance de unos pocos. ¿Quién no ha soñado alguna vez en robarle su primer beso a una niña? Darle besos de mariposa en el cuello y sentir como su cuerpo falto de experiencia se doblega suavemente en un pequeño erizar de vello. ¿Y cuando esas niñas inocentes van juntas a pasear? Todas cogidas del brazo, mirandote con grandes ojos claros, vacios, pidiendo a gritos un poco de la enseñanza de la vida que esos hombres tienen, con sonrisas enigmaticas; que esperan a que tú adivines ese pequeño jeroglifico que es su cara. Hablandose al oído unas con otras, riendose entre ellas, contandose secretos. Tú las ves. Ahí. Solas, tan divertidas, mirandote. Sabes muy a tu pesar que no estan realmente interesadas en ti, simplemente les gusta provocarte. Ellas saben muy bien como te gustan, como las admiras, como pasas delante de sus casas para verlas suspirar en sus alfeizares, esperando a que algún hombre; en este caso, sí, inocente; caiga en su pequeña y almiborosa tela de araña, para así poder robarles a ellos esa experiencia que ellas tanto ansían. Son crueles queridos señores, son caprichosas, son sobervias, son mentirosas ...
Pero ... ¿y esas sombras?, ¿esos hombres que tanto ansían también esa dulce inocencia?
No son más que hombres que lo único que quieren es ser admirados, ser mentores de esas niñas. Porque al fin y al cabo, las niñas no son tan niñas, y los hombres, no son tan hombres. Así visto no tiene porque ser nada malo, cada uno tiene una misión.
Pero ahí esta la clave, no sabemos quien miente y quien no.

Quien es el inocente.
Quien es el ingenuo.
Quien es la niña.
Quien es el hombre.
¿Quien se come a quien?
Las niñas no comen hombres, las niñas buenas, se comen a sus gatitos.


miau

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